miércoles, 31 de julio de 2013

Las dos rayitas

Lo habíamos pensado mucho y cuando nos decidimos y creímos que iba a ser rápido, como la vez anterior, la cosa tardó. Dos, tres, cinco, seis, siete meses. Esta vez tenía una percepción diferente y si bien suelo ser excesivamente cautelosa  e insegura, al segundo día de atraso ya estaba sospechando.
En realidad el que la tuvo clara desde el principio fue Vicente que hacía ya un mes que habia empezado con la historia de "yo quiero un hermanito que sea niño como mí", "hay que esperar a que el hermanito crezca en la panza" y "quiero un hermanito para ir a surpear a La Paloma".
Igual obviamente esperé. Pero pasada una semana y con inidicios por todos lados hicimos el evatest.
También esta vez fue diferente, me temblaba la mano mientras esperaba los cinco minutos, la segunda rayita era muy suave y estaba tan nerviosa que me di cuenta de que cada vuelta es distinta y nunca sabés cómo te va a pegar.
Abrazo, emoción y besos. Debates acerca de cuánto esperar para contarlo y la inevitable pregunta "¿será nena?".
Ahora, lo que inmediatamente se me hizo palpable y visible es de qué manera tan fuerte dos rayitas te pueden cambiar el foco.
Había estado durante todo el día obsesivamente preocupada por un tema de la escuela de Vicente, la maestra y etcs. Inlcuso había estado pensando que, al otro día en análisi,s iba a arrancar con ese tema, quería hacer consultas a ver cómo manejarlo y qué posición tomar. Y de repente, después de dos rayitas, el frente había cambiado. Ahora todo eran cálculos de fechas, turnos que tenía que pedir, hipótesis acerca de qué y cómo iba a ser. Y entendí muchas cosas. Entendí que esa intuición que venía teniendo de mi hipermirada de madre de hijo único (por más que Vicente tenga dos hermanos, está claro que mi mirada es de único) podía modificarse. Y entendí que eso podía ser muy sano. Percibí también que se puede amar profundamente a más de un hijo (confieso que era una de mis preocupaciones a la hora de pensar en un segundo hijo: "¿cómo voy a amar a otra persona tanto como lo amo a Vicente?) o al menos que las preocupaciones se multiplican, los pensamientos de distribuyen, el amor se reproduce y las dos rayitas pueden abrir inifnidad de frentes.
Eso sí, pasada la emoción inicial, volvieron de manera obsesiva la preocupación por la maestra, la escuela, los mocos, la tos, los caprichos, en fin....que madre hay una sola. Obsesiones...un montón.

2 comentarios:

  1. Me emocioné, Vale!!!
    Estoy lagrimeando en el escritorio de al lado tuyo!! ja!!!
    Miles de felicitaciones, hermosa. Toda acto de amor manifestado, siempre es maravilloso, y que mayor acto de amor que la búsqueda de un hijo.
    Beso gigante!!!

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  2. "¡Bienvenido el hermanito"!, dijo con mucha sabiduría la pediatra, cuando le contamos del embarazo con cara de susto y algo de culpa.Nuestra hija tenía solo un año, pero en el fondo sabíamos que lo que estaba por venir era algo muy bueno para todos. Así que... "¡Bienvenido el hermanito"! ¡Felicitaciones!

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