miércoles, 28 de abril de 2010

La espera ¿terminó?

Y pasaron las 40 semanas…Para ser más precisos, 32 desde el momento en que supimos que Vicente estaba entre nosotros. Y ahora, la espera se convirtió en ansiedad para la madre, el padre, los hijos del padre, los abuelos, los tíos y los millones de amigos que esperan a Vicente.

Nada más divertido y molesto que los mensajes y llamados encubiertos del "pueblo que quiere saber" pero que dicen “no llamo para no ponerte ansiosa”, como si esa frase la estuvieran diciendo por telepatía y no en medio de una llamada telefónica para calmar sus propias ansiedades.

Ahora es cuestión de días o de horas…quién sabe. Según el doc, que después de esperar tantas semanas, resulta que ahora se va a un congreso, no pasamos del próximo viernes pero "aguantemos unos días porque hoy el sanatorio está que arde".

Por supuesto bastó que dijera eso para que las contracciones se multiplicaran y los dolores empezaran a sentirse mucho más intensos… ¿Será hoy? Mejor ya que esperamos tanto, que aguante al viernes así me entregan el mueble, pienso. Y a los cinco minutos quiero estar en el sanatorio, con Vicente prendido a la teta y recibiendo regalos.
¿A eso llamaran la ambigüedad de la maternidad o será simple gataflorismo?

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