martes, 18 de febrero de 2014

Y 276 días después...

Noche de sábado. Lluvia tormentosa. Los cinco en casa (y el sexto queriendo salir).
Como suele ocurrir nunca nada es exactamente como una lo imagina o intenta programa. Muchos menos la llegada de un hijo.

Así que cuando parecía que el sábado estaba terminando y una vez más el mito de las tormentas y los nacimientos quedaría en mito, las contracciones empezaron a acechar con más ganas.
Spinetta hizo de banda sonora de las últimas horas de panza y mientras el resto de la casa funcionaba más o menos como de costumbre, me tiré en la cama a ver una seguidilla de documentales del Flaco que pasaba Encuentro a dos años de su muerte. Me los vi todos entre contracciones que se aceleraban.


Y justo cuando parecía que nada más iba a pasar rompí bolsa. ¿Y ahora qué hacemos? 

Arrancamos con los pasos de rigor:

- Llamado a la partera que hizo 15 mil preguntas acerca del tipo, frecuencia, duración y regularidad de las contracciones. Quedamos en volver a hablar en una hora y ahí comenzó el operativo ubicación de críos.

- Llamado a madre de los chicos más grandes para avisar que los llevábamos para allá. Auto sale raudamente en medio de la lluvia.

- Acto seguido y en medio de contracción y contracción cantar una a una todas las canciones posibles para que Vicente volviera a dormirse. Objetivo logrado.

- Llamado a mis viejos para que en medio de semejante tormenta de madrugada, se vinieran desde Villa del Parque para quedarse con Vicente. Pero aclarando que no se preocuparan, que tal vez nos mandaban de vuelta y que no le dijeran nada a nadie. 

- Finalmente, vuelta a llamar a la partera que, obviamente, dijo "y sí vénganse".

Y como con los hijos nada es como uno lo espera o lo programa, ese trabajo de parto que arrancaba super bien y muy parecido al anterior, no era tan parecido al anterior.

Después de más de tres horas de contracciones, con la bolsa rota pero sin dilatación y con Salvador que no bajaba, vinieron las caras de preocupación y las frases esas que empiezan con "mirá,....."
"Mirá" fue que algo estaba haciendo que el chico no bajara, que las pulsaciones estaban bajando y que había líquido con meconio y que entonces....

Así que arrancó la cesárea no programada y para nada esperada, que hizo que a las 6:08 de la mañana del domingo 9 de febrero, Salvador llegara finalmente a nuestras vidas con un hermoso grito de vida y tres vueltas de cordón enroscadas en el cuello.




6 comentarios:

  1. Hola Salvador bienvenido! A disfrutar de esos bellos cachetes!

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  2. Siempre hermosas tus crónicas, Va. Hola Salvi, qué lindo que llegaste!

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  3. me emocione mucho!..gracias por recordarme lo maravilloso de pasar por el nacimiento de los hijos...

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  4. no soy Juli soy la mama.....no se como se cambia..... como ceras la tecnologia no es lo mio

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  5. el tipo no podía nacer con 1 vuelta de cordón, necesitaba 3?. Una maravilla el llegado de la vida a tanta vida que había en tú casa. Como hiciste para que tú madre no dijera nada a nadie? jajaj. Es muy emocionante saber que las primas de la infancia, las de los juegos, son mamás!

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  6. Bello relato y HERMOSO Salvador! El Flaco siempre presente (una fanática más).

    Manuela (@Manuchitaww)

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