domingo, 2 de junio de 2013

Cuarteto de Moscas o la "diversidad musical materna"


En el último mes fui a dos recitales, y si bien las dos bandas me gustan mucho, en ambos casos fui en calidad de acompañante.
El primero, Papando Moscas, banda fetiche de Vicente. El último, El Cuarteto de Nos, para acompañar a Juanma, hijastro mayor.
Mientras canturreaba algunos estribillos -o algunas palabras sueltas- del Cuarteto de Nos, pensaba que, en el concierto anterior, el de los Papando me sabía todas las letras, casi enteritas, de memoria.
Pensaba, también, cuándo había dejado de saberme letras de "bandas del momento" de memoria, cuándo había empezado a parecerme molesto estar parada tres horas en un recital, cuándo había empezado a mirar como experimento sociológico a un grupo de adolescentes acalorados haciendo pogo y cuándo me había parecido mucho mejor estar sentadita en una mesa comiendo pochoclo mientras cientos de niñitos gritaban "cabeza de chorlito", que estar en un tribuna del Luna Park un viernes a la noche.
No hay, seguro, una sola manera de responder esas preguntas. Ni tampoco todas las respuestas tienen que ver con la maternidad. Muchas, obviamente, tienen que ver con los años, lo cuál es bastante peor.
Sin embargo, y eso sí que es parte del "asunto madre -o madrastra-", lo que es seguro es que algo de una misma se va transformando (podemos evitar que se pierda) y que los gustos, las salidas, los tiempos, la vida van tomando unos caminos que nos pueden llevar irremediablemente hacia unos gustos, unas salidas, unos tiempos y una vida muy diferentes a lo que planeábamos años atrás.

Tampoco es para desesperar, amigas. Siempre es posible colar un tema entre disco y disco del niño, durante un viaje en auto, o aprovechar que se va a dormir temprano para elegir un programa de tele, o dejarlo en algún lado para elegir -sin intermediarios- qué banda ir a ver un fin de semana.
Eso sí, cuando eso ocurra nuevamente, voy a asegurarme de que no sea en una tribuna, ni un viernes muy tarde, y que en lugar de asientos de cancha haya mesas, sillas y un mozo que en vez de pochoclos, traiga un buen vino para acompañar.
Mientras tanto, les dejo unos videítos de las últimas bandas que fui a escuchar, para que también disfruten y aprecien que la maternidad es una excelente forma de ampliar los horizontes culturales y musicales.
 
Cabeza de Chorlito
 

Pobre papá



 
 
 

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