En el último mes fui a dos recitales, y si bien las dos bandas me gustan mucho, en ambos casos fui en calidad de acompañante.
El primero, Papando Moscas, banda fetiche de Vicente. El último, El Cuarteto de Nos, para acompañar a Juanma, hijastro mayor.
Mientras
canturreaba algunos estribillos -o algunas palabras sueltas- del
Cuarteto de Nos, pensaba que, en el concierto anterior, el de los
Papando me sabía todas las letras, casi enteritas, de memoria.
Pensaba, también, cuándo había dejado de saberme letras de
"bandas del momento" de memoria, cuándo había empezado a parecerme
molesto estar parada tres horas en un recital, cuándo había empezado a
mirar como experimento sociológico a un grupo de adolescentes acalorados
haciendo pogo y cuándo me había parecido mucho mejor estar sentadita en
una mesa comiendo pochoclo mientras cientos de niñitos gritaban "cabeza
de chorlito", que estar en un tribuna del Luna Park un viernes a la noche.
No hay, seguro, una sola manera de responder esas preguntas. Ni
tampoco todas las respuestas tienen que ver con la maternidad. Muchas,
obviamente, tienen que ver con los años, lo cuál es bastante peor.
Sin
embargo, y eso sí que es parte del "asunto madre -o madrastra-", lo que
es seguro es que algo de una misma se va transformando (podemos evitar
que se pierda) y que los gustos, las salidas, los tiempos, la vida van
tomando unos caminos que nos pueden llevar irremediablemente hacia unos
gustos, unas salidas, unos tiempos y una vida muy diferentes a lo que
planeábamos años atrás.
Tampoco es para desesperar, amigas. Siempre es
posible colar un tema entre disco y disco del niño, durante un viaje en
auto, o aprovechar que se va a dormir temprano para elegir un programa
de tele, o dejarlo en algún lado para elegir -sin intermediarios- qué
banda ir a ver un fin de semana.
Eso sí, cuando eso ocurra nuevamente, voy a asegurarme de
que no sea en una tribuna, ni un viernes muy tarde, y que en lugar de
asientos de cancha haya mesas, sillas y un mozo que en vez de pochoclos,
traiga un buen vino para acompañar.
Mientras tanto, les dejo unos videítos de las últimas
bandas que fui a escuchar, para que también disfruten y aprecien que la
maternidad es una excelente forma de ampliar los horizontes culturales y
musicales.
Cabeza de Chorlito
Pobre papá
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