La cosa siguió dentro de lo más o menos esperable: hermosa
playa, lindo tiempo, divina el agua. Eso sí, la odisea arrancaba cada mañana a
la hora de partir: bolsito con protectores y toallas, sombrilla, reposeras,
barrenador, paletas, balde-pala-rastrillo-molde, gorrito, sombrero y vincha,
matera y un par de etc. más.
La previa organización del equipaje intentaba cada
mañana una equitativa distribución del peso según edades y responsabilidades.
Por algún motivo desconocido al bajar a la arena, la criatura siempre
necesitaba "upa" duplicando así MI carga inicial.
Algunas cosas he reafirmado en estos días playeros. A saber:
- Con niños pequeños, la cantidad de minutos que pasarás dentro del agua -río, mar, laguna- no importa su temperatura, duplicará o triplicará la cantidad de minutos que estuviste en el agua durante los últimos 20 años de tu vida.
- La caminata de ida y vuelta a la orilla y las agachadas y levantadas para hacer castillitos, con culo poceado y piernas flameantes, horrorizaría sin lugar a dudas al buzo tapaculos de tu adolescencia.
- Si en tu familia numerosa hay un adolescente -sea propio o fruto del ensamble- no esperes ni uno solo de los días, conseguir entrar al baño al llegar de la playa. Siempre, pero siempre, estará ocupado.
- Asimismo, la cantidad de veces por minuto que escucharás mamá, má, mami, Vale, Valeria (esto último, por supuesto, en el caso de que además de hijos propios tengas ensamblados) se elevará a la enésima potencia.
- También se elevarán de manera insospechada las amenazas del estilo: "es la última vez que venimos todos juntos" "la próxima una semana y listo" o "si se siguen peleando nadie come helado" y cantidad de falsos castigos que nunca llegarán a cumplirse.
De
todas formas, la mayoría de las máximas propuestas anteriormente son
válidas -con algún cambio en las frases y en el paisaje- fuera del
período vacacional o sea, los restantes 350 días del año.- Con niños pequeños, la cantidad de minutos que pasarás dentro del agua -río, mar, laguna- no importa su temperatura, duplicará o triplicará la cantidad de minutos que estuviste en el agua durante los últimos 20 años de tu vida.
- La caminata de ida y vuelta a la orilla y las agachadas y levantadas para hacer castillitos, con culo poceado y piernas flameantes, horrorizaría sin lugar a dudas al buzo tapaculos de tu adolescencia.
- Si en tu familia numerosa hay un adolescente -sea propio o fruto del ensamble- no esperes ni uno solo de los días, conseguir entrar al baño al llegar de la playa. Siempre, pero siempre, estará ocupado.
- Asimismo, la cantidad de veces por minuto que escucharás mamá, má, mami, Vale, Valeria (esto último, por supuesto, en el caso de que además de hijos propios tengas ensamblados) se elevará a la enésima potencia.
- También se elevarán de manera insospechada las amenazas del estilo: "es la última vez que venimos todos juntos" "la próxima una semana y listo" o "si se siguen peleando nadie come helado" y cantidad de falsos castigos que nunca llegarán a cumplirse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario